jueves, 18 de febrero de 2016

Olvide el perro ¡Cuidado con los niños!

Hace poco vi un felpudo que decía <<Olvide el perro ¡Cuidado con los niños!>> y se lo regalé a mi cuñado. Soy una mujer de 44 años y desde los 30 una de las preguntas que me hacen año tras año es si voy a tener hijos.

Mi respuesta siempre es  —No. A lo que suelen contestar: —Eso dices ahora pero nunca es tarde, mira Ana Rosa Quintana, ya cambiarás de opinión. Pero yo la ‘llamada de la selva’ es que no la he oído, sorda como una tapia ¿A qué viene tanta insistencia? Sobre todo de la gente que menos me conoce porque mi familia jamás me lo ha preguntado. Creo firmemente que es una cosa que o te pasa muy joven, cuando tienes las hormonas revolucionadas y no sabes ni lo que haces o no tienes la educación sexual suficiente como para poder sacar la líbido de fiesta sin riesgo, o según pasan los años cuanto más lo piensas, más claro ves que tener hijos puede ser más bien una pesadilla. 

Entonces ¿por qué la gente los tiene? Algunos me responden que es que les produce mucha satisfacción, no, no ¡muchas satisfacciones! sí, suele ser en plural, intentando ocultar así la parte de la película que no te quieren contar. Ya, entonces es un poco egoísta, que oye, no digo que esté mal ser egoísta, que es de lo que me suelen tachar a mí precisamente. Otra de las cosas que me han llegado a decir es ¿y qué vas a hacer cuando seas mayor? A ver ¿en serio? ¿tener hijos pensando otra vez egoístamente en que te cuiden cuando seas mayor? Si todo el dinero que me hubiera gastado en mis hijos si los hubiera tenido lo guardase en un plan de pensiones, te digo yo que de anciana estaría muy bien cuidada, si eso es lo que me preocupase.

Voy al tema antropológico porque, no lo olvidemos, somos animalitos sociales nos pongamos como nos pongamos. Si viviera en el campo y tuviera una granja y de ahí comiéramos todos necesitaría mano de obra y tendría que tener hijos, que es lo que pasaba antes en los pueblos y sigue pasando en muchos países cuya subsistencia se basa en la mano de obra familiar. Pero yo he nacido en Madrid en el siglo XX y me he encontrado con la posibilidad de decidir no tener hijos porque no los necesito para subsistir y me siento muy afortunada por eso, y quiero aprovechar precisamente esta posibilidad de poder elegir para elegir no tenerlos. No todas las mujeres en todas las sociedades hoy día pueden elegir, muchas están obligadas a tenerlos. ¡Ojo! me parece muy bien el que elija tenerlos viviendo en la misma sociedad que yo, pero no he oído nunca a nadie decir: los tengo para que no se extinga la especie, es una faena, alguien tiene que tenerlos y yo he decidido sacrificarme por la sociedad. No, nadie me ha dicho nunca eso. La gente me advierte de los peligros de las cosas divertidas ¡cuidado con la moto! ¡cuidado con el avión! ¡cuidado con viajar sola! sin embargo me animan alegremente a tener hijos, se empeñan incluso en convencerme en lugar de advertirme. Nadie te dice ¡cuidado con los hijos! ¿lo has pensado bien? mira que es duro, que supone muchos sacrificios ¿estás dispuesta? ¿estás preparada? ¿de verdad quieres tenerlos? son para toda la vida y hay que alimentarlos, educarlos y ocuparse de ellos a diario, es una gran responsabilidad, tienes que ser fuerte y debes tener mucha paciencia y disfrutar con ello aunque haya muchos sinsabores, no todo son alegrías, no te hagas una película de Disney en la cabeza que luego te vas amargar. No, nadie dice eso. Al revés, todos te animan con una sonrisa en la boca a ver si caes en la engañifa, a ver si picas ¿Cómo no vas a tener hijos? Últimamente algunas madres se han atrevido a darme la razón pero casi en secreto de confesión y sin que nadie las escuchase decirlo.

Yo lo que creo es que hay un componente hormonal que te nubla la razón y te hace verlo todo bonito y gracias a eso la especie no se extingue. Yo no tengo tanta paciencia y prefiero no tener ataduras para poder viajar y tener tiempo para seguir aprendiendo y practicando las aficiones y deportes que más me gustan y que me satisfacen. Pudiendo elegir, elijo ésto. Luego están los que los tienen para ‘salvar’ la relación de pareja. Ay, que me da la risa, espera, esto ni lo comento, no hace falta ¿verdad? Y también tengo amigas que los han tenido porque siempre los han querido tener, se sienten identificadas con el rol de madre y son felices tanto si sus parejas se hacen cargo como si no, no están amargadas por haberlos tenido, compaginan todo sin quejarse y no le echan en cara nada a nadie ni piden nada a cambio y precisamente ésas nunca me han dado la turra. Ésas y ésos (que alguno hay también) son los que para mí deberían tener hijos en la sociedad de hoy. El resto a vivir la vida de otra manera y bueno, si hubiera peligro de extinción habría que tomar medidas y crear políticas de ‘obligación’ de tener hijos o extinguirse, que no lo veo un problema, lo de extinguirse, digo. Pero tranquilidad, que ya nuestras hormonas se encargan de nublar nuestra mente. Yo, por suerte, nací con un pequeño defecto que me encanta, ‘sordera reproductiva’, no se preocupen que este gen se pierde conmigo ¡una lástima!