Por muy cuidadoso que uno sea las cucarachas pueden visitarnos en cualquier momento. Aunque tengamos el barco limpísimo y no lo movamos de nuestra marina puede llegar un barco de otro lugar que tenga cucarachas y éstas entran a los demás barcos por las amarras o por las pasarelas y nos infectan, forma parte de la vida a bordo.
Puede haber huevos en los envases de lo que compramos en los supermercados locales: cajas de cerveza (mejor tirar la caja y limpiar las latas antes de subirlas a bordo); envoltorios grandes (por ejemplo el plástico que protege los rollos de papel higiénico).
Nos hayan infectado o no las cucarachas hay un remedio casero que nos ha dado muy buen resultado. La primera vez que cruzamos a otra isla nos infectaron (probablemente subieran por una amarra) y en ese momento no te das cuenta sino cuando se han reproducido ¡un horror! Pues bien, nuestro amigo Panca nos dio el remedio:
Materiales:
- Un bote de ácido bórico en polvo (en España lo venden en farmacias) el tamaño pequeño te va a durar mucho.
- Varios tapones de botella (tipo botella de agua o coca-cola); Puedes sustituir los tapones por moldes de papel pequeños (como los que se utilizan para hacer magdalenas chiquititas)
- Un tubo de leche condensada (también te va a durar mucho, con el tiempo se pone amarilla y tú no te la comerías pero para nuestro objetivo sirve perfectamente)
- Un palito para remover (puede ser un palillo de dientes)
Preparación:
- Rellena cada taponcito o molde con leche condensada pero que no rebose.
- Añade polvos de ácido bórico, sin saturarlo, con un 10% de la leche es suficiente, un cuarto como mucho.
- Remueve con el palillo o palito.
- Prepara tantos como necesites (pon uno en cada camarote, otro en la cocina, otro en el wc y otro en el salón) No hace falta esconderlos mucho, puedes ponerlos en una esquina en el suelo.
Si ya tenías el barco infectado irán desapareciendo poco a poco, probablemente no encuentres ni los cadáveres, tardarán más o menos dependiendo del tamaño de la colonia. Una vez hayan desaparecido ¡mantén las trampas siempre en el barco! Recuerda que aunque no tengas ahora ninguna a bordo que entren es más fácil de lo que uno cree.
Entre el tapón de botella y el molde de papel la diferencia es que si en algún momento pisas el tapón descalzo sin darte cuenta te haces un poco de daño (tampoco es que te vayas a morir pero imagínatelo) y con el molde no te haces daño, lo aplastas porque es blandito pero si ya lleva tiempo no suele manchar.
¡Espero que te resulte tan útil como a nosotros!